Judiciales y Policiales
Muerte de la yegua Doña Fantasía

Jugador de fútbol declara en una causa por maltrato animal

Tras recorrer menos de 50 metros, la yegua cayó muerta.

El jugador del Club Atlético Lanús, José Sand, se presentó en la mañana de este viernes 15 de diciembre a declarar como imputado en una causa por maltrato animal que se tramita en el juzgado correccional de la ciudad de Goya, Corrientes.

El delantero está investigado en relación a las circunstancias en las que una yegua Doña Fantasía, de su propiedad, falleció por una sobredosis de drogas cuando corría en el hipódromo de esa ciudad.

En relación a éste hecho el jugador de fútbol fue citado a declarar sospechado de haber tenido responsabilidad en esos hechos.

Durante su exposición el deportista se desvinculó de los hechos investigados al responder las preguntas de los funcionarios judiciales.

El análisis del caso continuará el lunes 18 de diciembre, con las declaraciones del encargado del Jockey Club de Goya, Ariel "Tati" Gonzalez.

Ese día también deberán declarar los organizadores de la carrera, Ariel Jaime y Matías Chapero, y sus socios Juan Romero Pucciarello y Germán Díaz.

Otro de los que está citado a dar declaraciones es el Jefe de la Policía Rural, Islas y Ambiente Rural (Priar), Pedro Bordón.

Este último funcionario policial también es investigado en otra causa, por la muerte de un turista misionero que cayó al arroyo Guazú, en Esquina, tras la caída del puente.

La muerte de la yegua Doña Fantasía ocurrió en agosto pasado en una carrera clandestina reralizada en Goya.

En ese lugar estaba presente el entonces gobernador, Ricardo Colombi ante quien la yegua Doña Fantasía se desplomó tras haber corrido menos de 50 metros.

La caída fue como consecuencia de un paro cardíaco a raíz de la excesiva cantidad de drogas que le habían inyectado para mejorar su performance durante la carrera.

Como consecuencia de esto el jockey resultó herido, pero la atención estuvo centrada en el estado del animal que generó polémica en todo el país y puso en dudas la legalidad de las carreras de caballos en la provincia.

Tras el hecho, el cadáver de la yegua fue incinerado y enterrado por orden del jefe del Priar, pese a la existencia de una investigación judicial.

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