Judiciales y Policiales
Ausencia del Estado en las cárceles

Falta de asistencia a internas genera seguidilla de intentos de suicidio

En el Instituto Pelletier, las celdas y dependencias se inundan con cada lluvia. Se carece de equipo médico y asistencia psicológica para las internas.

Cuatro intentos de suicidio en menos de un mes fueron registrados en la Unidad Penal III de Corrientes, la única cárcel de mujeres de la provincia donde se alberga a detenidas por causas provinciales y federales.

La situación se presenta por las malas condiciones de habitabilidad de la institución carcelaria, pero sobre todo por la escasa asistencia psicológica con la que cuentan las detenidas. En menos de un mes fueron cuatro las detenidas que intentaron quitarse la vida tragándose elementos metálicos. Una de ellas falleció.

La última fue una interna que está encausada por tráfico de drogas. Se trata de Paola Ferreyra, de 22 años, oriunda de la República del Paraguay quien fue detenida mientras trasportaba marihuana y está a disposición de la justicia federal.

Esta interna, debido a la falta de asistencia psicológica para sobrellevar la angustia y la desesperación que le causa el desarraigo, se autolesionó tragándose una bombilla. La interna fue hospitalizada en el Hospital Carmen Iglesia de Llano donde se la intervino quirúrgicamente.

La situación es porque “está demostrando que la contención psicologica en el penal está ausente o es insuficiente, inapropiada o indebida”, denunciaron representantes de las detenidas. En este marco sostuvieron que “el encierro mata y la militarización de las área de sanidad y asistencia social de los penales, también”.

En relación a esto se puso en cuestionamiento el modo en que trabajan los profesionales del Servicio Penitenciario quienes también deben trabajar en el ámbito privado ya que “a la vista queda que no se puede ser penitenciario y psicólogo a la vez, con rango, jerarquía y dependencia funcional de la fuerza”.

Y así remarcan que “las Reglas de Bangkok, que brillan por su ausencia en Corrientes” que son normativas internacionales para el tratamiento de las reclusas y medidas no privativas de la libertad para las mujeres en conflicto con la ley penal a fin de prevenir el suicidio y las lesiones autoinfligidas.

La norma internacional es para la elaboración y aplicación de estrategias, en consulta con los servicios de atención de salud mental y de asistencia social, para prevenir el suicidio y las lesiones autoinfligidas entre las reclusas y la prestación de apoyo adecuado, especializado y centrado en sus necesidades a las mujeres en situación de riesgo deberán formar parte de una política amplia de atención de salud mental en los centros de reclusión para mujeres.

En relación a esto, las investigaciones en algunos países indican que las mujeres pueden estar en mayor riesgo de daño a sí mismas o de intentos de suicidio en comparación con los hombres encarcelados, debido a los niveles más altos de enfermedades mentales y adicciones a las drogas entre las mujeres encarceladas y, también, a los efectos perjudiciales del aislamiento de la comunidad sobre el bienestar mental de ellas. Estas normas, por lo tanto, prevén las medidas adecuadas para salvaguardarlas contra tales actos.

Cabe destacar que un elemento fundamental de las estrategias para reducir los incidentes los suicidios consisten solo de soluciones técnicas, como remover los artículos que pueden ser utilizados para el suicidio, la implementación de restricciones adicionales para reducir las posibilidades de suicidio, que no hacen énfasis en la causa de angustia mental, que resultan en actos de suicidio o autolesiones.

Esas precauciones pueden en muchos casos empeorar la situación. Debe hacerse un énfasis en que el elemento fundamental de las estrategias para reducir los incidentes de autolesiones y suicidios en las prisiones, es crear un ambiente que no sea perjudicial para el bienestar mental de los internos. Paralelamente a la identificación y a la supervisión de los presos “en riesgo” y al trato individual que se les provee, es necesario que los directores y el personal penitenciario adopten una actitud positiva y proactiva para elevar la moral en la cárcel, con el fin de reducir los incidentes de autolesiones y suicidio.

Cuatro Casos

El primero de los intentos de suicidio fue registrado el pasado 8 de octubre cuando una mujer murió a causa de las complicaciones que le causaron haber ingerido también una bombilla.

Se trataba de María Emilia Frette de 30 años quien había tragado el elemento metálico el pasado 19 de septiembre. El propio director del Hospital Vidal, Horacio Sotelo, había explicado que “la paciente, de apellido Frette de 30 años, ingresó el miércoles luego de haberse tragado una bombilla y se le realizó un tratamiento para que siga circulando”.

Anteriormente, Miriam Beatriz Jara, acusada de haber participado del homicidio de un policía penitenciario, se había autolesionado con intenciones de quitarse la vida.

En la última semana de octubre, otra interna del Instituto Pelletier había ingerido anillos metálicos que le causaron lesiones internas. Esta está internada en el Hospital Llano.

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