Judiciales y Policiales
Homicidio en Santo Tomé

Acribilló a su marido e intentó pisarlo con un auto

Gales, junto a su hija y con la mujer que está acusada de haberlo matado.

Tras el reinicio de las actividades judiciales la magistrada de Santo Tomé, Marina Durand, dispuso que tres testigos del homicidio del prefecturiano Raúl Gales brinden detalles del crimen perpetrado por la esposa de la víctima, Carina Cabral.

Según las declaraciones, aproximadamente a las 3 de la madrugada del 20 de enero, los vecinos del barrio la Tablada escucharon los trece disparos del arma 9 milímetros de Carina Cabral en el interior de su casa ubicada en la calle Víctor Navajas al 1200. Fue durante una discusión en la que Carina Cabral, de 32 años, mató de ocho tiros a su concubino, Raúl Gales, de 42.

En esta discusión la mujer había amenazado de muerte a su pareja debido a que ella no estaba de acuerdo que él aporte a la mantención de dos hijas que el hombre tuvo con una pareja anterior. Sospechaba que él todavía tenía una relación con su ex concubina y por ello le disparó al grito de “no serás de nadie más”.

En la pelea que la pareja tuvo en el dormitorio Gales recibió un disparo e intentó escapar del lugar. Para protegerse tomó un chaleco antibalas mientras era perseguido por Cabral. En esas circunstancias la mujer habría tirado varias veces.

En el escape Gales ingresó al garaje por una puerta lateral y la cerró para refugiarse. Gravemente herido se recostó sobre su vehículo. Según el abogado que será querellante en la causa, José Pablo Ordenavía relató que tres adolescentes fueron testigos de los últimos minutos del episodio violento.

Según la publicación de un diario de la capital de Corrientes, los muchachos estaban a pocos metros de la vivienda cuando escucharon los disparos y vieron cuando Carina Cabral salió de la vivienda, arma en mano.

El letrado identificó a los testigos como M.Q., de 17 años; M.M., de 15 años y Bruno Quintana, de 21. “Ellos se estaban yendo pasaron frente del domicilio de la familia Gales y vieron a la supuesta autora del hecho en el hall de la casa con la nena en brazos y con la pistola en la mano, pidiendo ayuda”, narró el abogado.

Los jóvenes se acercaron a ella quien les pidió que ingresen al domicilio y que volteen a patadas la puerta del garaje. Bruno Quintana no dudó y rompió el pórtico, y “una vez abierta la puerta, los testigos ingresaron al lugar junto a la mujer policía y encontraron a Raúl Gales, herido en la zona del estómago y en la pierna, recostado primero sobre el auto, después sobre la pared”.

Fue entonces que Bruno Quintana con su teléfono llamó al 911 e informó de la situación. Mientras, Gales, herido, intentó escapar al ver a su pareja armada, pero al caminar unos metros, cayó al suelo frente al garaje. Con el poco aliento que le quedaba le dijo al testigo Bruno Quintana que le preste el teléfono porque quería despedirse de su padre.

El muchacho le dijo entonces que no moriría y que se quedara quieto -porque se encogía con manifestaciones de dolor- porque ya iba a llegar la ambulancia. Mientras esto ocurría, a pocos metros, el menor M.M le quitó el arma a Cabral y tras esto la dejó en el suelo, debajo de un chaleco antibalas al lado de Gales.

La mujer entonces dio media vuelta y pidió a uno de los muchachos que la acompañe hacia dentro del garaje. Le dijo que quería irse a la casa de su madre porque su hija lloraba. Fue por ello que le pidió que la acompañe al automóvil. Cabral arrancó el rodado y vio por el retrovisor a Gales acostado en la vereda.

Fue cuando bajó del rodado, fue hasta donde estaba el arma en el suelo y volvió a disparar contra el hombre. Fueron al menos cinco los disparos que realizó mientras gritaba “vas a sufrir”. Tras esto, abordó nuevamente el auto con claras intenciones de arrollar al hombre baleado.

En ese momento llegó un patrullero policial. Los efectivos policiales impidieron que la mujer policía aplaste con el rodado a su pareja que yacía muerto en la acera.

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