El Tribunal Oral Penal de Paso de los Libres estableció la nulidad del juicio oral y público que se inició hace un mes a cuatro policías que estaban acusados de haber desaparecido al joven Sebastián “Nino” Largueri en Monte Caseros en 2015.
El fallo que constituye un nuevo caso de impunidad de la brutalidad policial en Corrientes, se dictó con la disidencia de uno de los jueces que intervino en el proceso judicial.
La nulidad del juicio fue luego de que el defensor de uno de los imputados sostuvo que la acusación del delito carecía de claridad por lo que había violación al derecho de defensa. El defensor se fundó en el hecho de que el querellante, Hermindo González, sostenía que la calificación del caso debía ser homicidio, mientras que los policías llegaron a juicio acusados de “privación ilegítima de la libertad y vejaciones agravadas”, lo que -a su entender- implicaba una lesión al ejercicio defensivo.
En términos concretos, lo que se planteó es que no estaba bien establecido por qué delito eran juzgados los uniformados. Los magistrados determinaron entonces que el proceso de investigación, realizado por el Juzgado de Instrucción de Monte Caseros, estaba mal realizado por lo que los jueces Gustavo Ifrán y Marcelo Pardo (vocales) resolvieron en mayoría anular el juicio y devolver el expediente al magistrado de primera instancia, mientras que el presidente Marcelo Fleitas, votó en minoría.
Ahora los funcionarios judiciales de Monte Caseros –que no tuvieron los conocimientos suficientes para tipificar el delito- deberían inhibirse y se tendrán que designar nuevo juez y fiscal. En el caso están imputados los policías Cristian Fabián Íbalo –oficial ayudante separado de la fuerza- y los cabos Ramón Antonio Goín, Walter García y Roberto Aguirre.
Los policías están en libertad y los familiares de las víctimas denuncian presiones y amenazas. Estos están acusados de haber intervenido en los hechos ocurridos el 14 de agosto de 2015 a las 23.30 y que derivaron en la muerte de Largueri.
Ese día Sebastián “Nino” Largueri fue demorado en una casa en la que estaba con unos allegados y desde allí se lo llevaron a la comisaría. Desde entonces estuvo desaparecido sin que sus familiares hubiesen sido notificados de su privación de la libertad.
El joven aprovechó un descuido de sus captores y logró escapar, pero fue recapturado ante la vista de los vecinos. Tras esto los policías lo llevaron a un descampado donde lo golpearon. Su cadáver fue hallado el 31 de agosto de ese año en el río Miriñay.
