El caso fue detectado el 8 de abril, pero recién diez días después el Gobierno puso en aislamiento a los 122 policías penitenciarios que trabajan en esa unidad.

Esto ocurrió el viernes cuando se dispuso que el centenar de efectivos se alojen en un hotel céntrico, propiedad del vicegobernador, para que se realice allí el hisopado.

Primero fueron 60 los que llegaron y luego los demás.

El ministro de Seguridad correntino, Juan José López Desimoni había revelado que los primeros en aislarse fueron los que compartieron la guardia con el efectivo contagiado. “Son unos sesenta y los demás están prestando servicio”.

La frase revela la ineptitud del gobierno para manejar una situación de crisis ya que, al detectarse la enfermedad en la Unidad Penal de Condenados, que está superpoblada, los potenciales contagiados continuaron en actividad, poniendo en riesgo así a la población carcelaria.

Respecto del efectivo que contrajo la enfermedad, ahora está aislado en su vivienda del barrio Inmaculada Concepción, en la localidad de San Luis del Palmar.

El hecho generó alarma en esa población distante a unos 30 kilómetros de la capital correntina ya que el caso constituye un peligro constante de contagio en la comunidad.

“Hace dos semanas el Gobierno sabía que este efectivo estaba enfermo. Sospechaban que tenía dengue, pero ahora resulta que tiene coronavirus y ninguna autoridad avisó el caso para que se tomen las medidas preventivas”, denunciaron los vecinos.