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Conflicto en el Iberá

Comunidades autóctonas denuncian ataques de corporaciones extranjeras

Máquinas construyen terraplenes en un área protegida y perjudican a las poblaciones. (Foto Ilustrativa).

La Federación Campesina Guaraní de Corrientes denunció que un grupo económico amenaza con desalojar a las comunidades autóctonas de la zona del Jahaveré en los Esteros del Iberá, en la jurisdicción de la localidad de Concepción del Yaguareté Corá.

Según la denuncia, el hecho es de suma gravedad y ocurre tras las inundaciones recientes que anegaron 2 millones de hectáreas en toda la provincia afectaron duramente a la población campesina más humilde.

Aseguran que alrededor de 8 mil dueños de menos de 200 cabezas de ganado -productores en economía de subsistencia- perdieron más de 60 mil cabezas de ganado en total.

Cabe recordar que Jahavere, se ubica sobre lomadas e islas en el centro del Iberá (Municipio de Concepción del Yaguareté Corá), y que el área no fue la excepción a los perjuicios que causó el anegamiento. “Pero el impacto de las crecidas se magnifico por el terraplén ilegal, que lejos de ser destruido (lo que exige la sentencia judicial) fue reparado por la empresa Haciendas San Eugenio en vísperas de la crecida”.

La organización remarcó también que “en marzo de este año familias de la comunidad Jahaveré realizaron una nueva denuncia contra la ampliación y reconstrucción del terraplén ilegal por parte de Hacienda San Eugenio”.

Esta denuncia es tramitada por el Juzgado Correccional N° 1 de Corrientes, a cargo de la jueza Gabriela Aromí de Sommer, y el titular de la Fiscalía en lo Correccional N° 1 de Corrientes, Pablo Sosa, que llevaron adelante varias inspecciones judiciales en el Paraje Jahaveré.

Advierten que “ante el duro impacto del agua casi todos los pobladores se evacuaron en el pueblo de Concepción y por la ausencia del Estado fueron asistidos solidariamente por cooperativas de la economía popular organizadas por el MTE - CTEP, cuyo referente nacional es Juan Grabois. Ellos proveyeron de urgencia colchones y mercaderías”.

Tras la bajante de las aguas “existe otra amenaza que pone en jaque el poblamiento de la zona”, denuncian.

Esto es porque “los empleados de Kristine McDavitt, la viuda de Douglas Tompkins, amenazan con sacar las vacas de la única loma con pasto, aprovechando la poca presencia de pobladores en el aun encharcado paraje”.

“Fuimos afectados al cien por ciento, porque las casas quedaron bajo agua, y las familias tuvieron que irse de la comunidad, perdimos tanto cosas materiales, como la producción de las chacras, las aves de corral que terminan a la deriva, se perdieron chanchos y ovejas que si no se los mata terminan muriendo. Y los vacunos hay que mover y reclamar contantemente un lugar, porque las tierras altas están todas alambradas" relató Miriam Sotelo, integrante de la comunidad de Jahaveré.

Afirmó también que “nos afecta aún más no tener un sitio definido para llevar nuestros animales, como antes cuando que podíamos decidir moverlos a una loma y nadie nos echaba”.

No es la primera vez que ocurren estas prácticas contra los pobladores, según indica un comunicado de la organización.

Aseguran que las prácticas invasivas fueron comunes en el pasado “tanto por parte de los empleados de Tompkins como de Hacienda San Eugenio. No sólo desalojar vacas, sino también matar chanchos, dando un duro golpe a la economía de los originarios”.

Revelan que los estancieros "amedrentan, presionan, desalojan las vacas, cierran tranqueras, impiden el acceso a los montes para sacar leña a una veintena de familias en 15 mil hectáreas. No es un problema ecológico de conservación. Es un problema ideológico de una minoría que responde a interés norteamericanos ajenos a las necesidades de los Correntinos", según declaró Emilio Spataro, ecologista fundador de Guardianes del Iberá.

Agregó que "no se sostiene en ninguna argumentación ambiental que vos quieras ‘donar’ tierras al Estado para hacer un parque nacional y al mismo tiempo niegues el uso tradicional y respetuoso con la naturaleza que llevan adelante desde hace generaciones sus pobladores originarios. Hay una estrategia de control del territorio y de toma de decisiones que afecta duramente las posibilidades de continuidad de existencia de la biocultura del Ibera".

El referente ecologista dijo que “la lucha territorial de las comunidades guaraníes en Corrientes, también se manifiesta en la exigencia del cumplimiento de la Ley Nacional de Relevamiento Territorial de Comunidades Indígena, que debe aplicar el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI)”.

La ley, ordena realizar un relevamiento técnico, jurídico y catastral de la situación dominial de las tierras ocupadas por comunidades indígenas (ocupación actual, tradicional y pública), declara la emergencia en materia de posesión y propiedad y ordena suspender la ejecución de sentencias, actos procesales o administrativos cuyo objeto sea el desalojo de las comunidades de sus territorios.

En tanto, Sotelo recordó que “en noviembre vence la prórroga de la Ley, y nosotros venimos pidiendo el relevamiento como hace dos años, para que se realice en el territorio que nosotros reclamamos, que es nuestra herencia, nuestro patrimonio, nuestro hogar. Esperamos que se cumpla el relevamiento antes de que venza la prórroga”.

Además, Spataro remarcó que las organizaciones ecologistas están impulsando una ley nacional de protección de los humedales “para que obras mal planificadas no destruyan más estos ambientes y se respete los derechos, opiniones e intereses de sus pobladores originarios”. Y concluyó “queremos que la protección de los humedales sea una política pública, no la excusa de una elite para vaciar los territorios de campesinos pobres".

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