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Malestar por dilación en la construcción de garitas en las paradas de colectivos

Las filas para esperar los ómnibus llegan a ser de dos cuadras en el microcentro.

Las altas temperaturas y el mal tiempo de las últimas jornadas pusieron en evidencia la falta de los plazos para la construcción de refugios en las paradas de colectivo, un compromiso asumido por la Comuna en septiembre.

Pese a que la realización de mejoras en el servicio de transporte fue una condición impuesta a las empresas para elevar la tarifa de 7,30 pesos a $7,68, es la Municipalidad la que se hizo cargo de la tarea. El hecho revela que los funcionarios carecen de interés en ejercer el rol que le corresponde a como autoridad de control de cumplimiento de normas.

Es que la Ordenanza Nº 6450 apro­bada en junio pasado establece la suba del precio del servicio desde octubre al tiempo que fija la obligación de instalar al menos 80 refugios en distintos barrios.

El plazo establecido para la obra fue de 120 días, con vencimiento en octubre y con una “prórroga” hasta principios de diciembre. Pero, a días de vencer el plazo las obras aún son una promesa y sigue la polémica gira en torno a la funcionalidad de las edificaciones.

Mientras que la municipalidad avanza –tomando como propia una obligación de las empresas- con la promesa de puesta en funcionamiento paradas de hormigón un grupo de concejales hizo notar que sería conveniente que las mismas se edifiquen con acrílico y hierro.

Quienes optaron por el cemento se justifican en la perdurabilidad del material. Los que pujan por el plástico hacen notar que permite cubrir mayor una mayor área y posibilita la visibilidad.

Finalmente, a principios de octubre -mes en que se debían terminar la construcciones- la Secretaría de Transporte y Tránsito municipal comunicó que comenzaría la instalación de la primera tanda de nuevos refugios para usuarios del transporte urbano de pasajeros y que constaban en 50 refugios.

Estos son de placa de hormigón, entregadas por las empresas prestatarias del servicio.

Admitieron que los trabajos no estarían a cargo de las firmas prestadoras, sino por la Secretaría de Infraestructura.

Luego que se culminen estas instalaciones, se avanzará en el levantamiento de otras 15 paradas en el microcentro, pero constituidas de acrílico.

Mientras siguen las promesas, los vecinos siguen en la espera de mejoras en el servicio, en el sol y cuando no, bajo la lluvia, mientras aguardan la llegada de los ómnibus de transporte urbano que cobran una de las tarifas más altas del país.

El malestar se refleja en las radios y las redes sociales. “Para cuando las paradas en el barrio San Antonio?” pregutaba una usuaria en un programa de televisión. Pero también habían reclamos de barriadas más cercanas al microcentro, como el Bañado Norte, donde no existen siquiera señalizadores de paradas de colectivo.

Choferes sin baños

Otra de las condiciones que habían sido impuestas para la suba del pasaje fue la puesta en funcionamiento de sanitarios para los choferes en las cabeceras de las líneas.

Esta mejora aún está sin realizarse y la situación que genera malestar entre los trabajadores de las unidades de transporte.

El gremio que los representa, la Unión Tranviarios Automotor (UTA) había reforzado la solicitud en agosto y septiembre, cuando instaron al municipio a posibilitar la puesta en funcionamiento de 10 baños. “Necesitamos por lo menos una decena de sanitarios en las cabeceras de todos los ramales para que todos cuenten por lo menos con uno. Hay choferes que deben aguantar las ganas de ir al baño hasta dos horas”, había revelado el secretario general de la UTA, Rubén Suárez.

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