Judiciales y Policiales
Operativo Sapucay

Narcos itateños enterraban el dinero de sus actividades

Incautaron más de 50 vehículos que supuestamente fueron comprados con dinero narco.

Los acusados de dirigir las organizaciones narcocriminales de Itatí guadaban bajo tierra el dinero que obtenían de las operaciones ilícitas.

Una fuente reservada confió a NOVA que “cuando se hacían los allanamientos nunca encontraban plata porque las tenían guardada en otra parte y no en sus casas. La enterraban y cada vez que necesitaban iban a buscarla”.

Esto fue comprobado a partir de escuchas telefónicas volcadas a la causa 3002/2017 que tramita el juez porteño Sergio Torres.

En una conversación entre dos imputados, hablan de los bienes obtenidos por Carlos Bareiro, uno de los sindicados como cabecilla de una organización narco.

Uno de ellos comenta que “le robaron toda la plata al Negro (Carlos Bareiro). Viste, quedó seco ahora”.

Es que Bareiro al parecer manejaba sus fondos por medio de Juan Vicente Galeano, uno de sus cómplices.

Lo que habría ocurrido fue que éste “era su contador y dijo que le robaron dos millones pero ese se hizo del vivo nomas”, es decir, se los quedó.

El interlocutor agrega que Galeano “le tenía guardado una parte según lo q yo tengo entendido eso fue ya hace un par de semanas”.

Coincidieron además en que un colaborador cercano de Bareiro, identificado en la causa como Hugo Ayala, “se habría apoderado de “treinta millones” sin especificarse el tipo de moneda.

Actualmente se sospecha que en la zona rural de Itatí y en los domicilios particulares de los involucrados podrían existir grandes cantidades de dinero obtenidos de las operaciones ilícitas cuya ubicación es conocida sólo por quienes lo dejaron allí.

El método para la preservación del dinero es distinta a la que utilizaban otras organizaciones que manejaban grandes sumas de dinero.

Una de ellas, la de Los Monos, en Rosario tenía en cuenta que el papel moneda se degrada con la humedad y con las elevadas temperaturas. Es por ello que prepararon un espacio especialmente refrigerado y sin humedad para guardar el dinero, bóveda que fue descubierta debajo de una vivienda que fue allanada.

En Itatí, el método de resguardo es más rústico, tal vez inspirado en los “entierros” que se hacían en la Guerra de la Triple Alianza donde los acaudalados enterraban sus procesiones de valor ante inminentes saqueos.

Para incorporar al mercado legal el dinero obtenido por la venta de estupefacientes se compraban automóviles que luego eran vendidos en una concesionaria de la Capital correntina.

Maniobras financieras

Según consta en la causa existirían al menos tres organizaciones que operaban en forma cooperativa en Itatí para traer a nuestro país grandes volúmenes de marihuana.

En la investigación, el juzgado estableció que la droga era comprada en la ciudad paraguaya de Pedro Juan Caballero, de allí trasladada a Itá Cora y se cruzaba a Itatí en balsas por el río Paraná.

Una vez del lado argentino, la banda usaba a chicos en edad escolar para descargar las lanchas, luego colocaba la droga en autos y las llevaba a los compradores.

Por la utilización de los "escueleros", al dictar los procesamientos, Torres entendió que el delito estaba agravado por "haberse servido de menores".

Además ordenó seguir la investigación para determinar "el contexto" en el que se permitió que Itatí se convirtiera en una localidad donde ingresaban más de 15 toneladas de droga a la semana.

También se estableció que el dinero obtenido era "lavado" mediante la compra de viviendas y vehículos, que eran puestos a nombre de terceros con cédulas verde que autorizaban el manejo por parte de sus reales propietarios.

Todos los detenidos quedaron procesados como "miembros de una asociación ilícita, en concurso real con el delito de tráfico ilícito de sustancias estupefacientes -en la modalidad de comercio-, en calidad de coautores, agravado por haberse servido de menores de dieciocho años de edad y por la intervención de funcionarios públicos".

Además, fueron procesados Alejandro Piris (40), hermano de Ricardo Piris (38) - preso en otra causa por narcotráfico junto a su pareja e hija del intendente de Itatí, Alejandra Terán (27)- y Corina Noguera (31), secretaria del Concejo Deliberante.

"Era uno de los encargados de recibir grandes cantidades de droga desde Corrientes a la provincia de Buenos Aires para su posterior distribución a otras bandas", se advirtió sobre Piris, en tanto que Noguera era una supuesta prestanombre para el registro de automotores de la banda.

Esta causa se inició luego de que se descubrió que gran cantidad de la marihuana que llegaba a la villa 21 del barrio porteño de Barracas provenía de Paraguay, previas tratativas con distintos integrantes de la banda asentados en la provincia de Corrientes.

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