Lo que presenta una “acción solidaria” en realidad es una violación a las disposiciones sanitarias vigentes que obligan a permanecer enclaustradas a las personas para evitar contagios de la neumonía producida por el virus.

El travesti en cuestión lleva el nombre de Enrique Maldini y enfundado en ropas de mujer, fue hasta el barrio Rio Paraná, uno de los más emergentes de la ciudad, a regalar 2 mil litros de lavandina en una acción contradictoria y de alto riesgo para la salud pública.

El travestido había visitado las casas de los vecinos y mantuvo contacto con niños y mayores, poniéndolos en riesgo de contagio.

En las redes sociales, Maldini salió al cruce de los que lo cuestionaron, e hizo gala de su ignorancia al mezclar varios temas en un solo párrafo. “Prefiero ser pelotudo por intentar ayudar a mi gente y no un asesino, y menos con los que no se pueden defender” y así, el hombre al que le atrae el uso de polleras apuntó hacia las mujeres que bregan por una ley que regule el aborto en el país.

Minutos después, una abogada lo desafió: “Si tiene alguna prueba para imputarme algún asesinato, proceda a hacer la denuncia. Sino, está incurriendo en el delito de calumnias e injurias”.

El papelón de un travesti financiado por un médico, protegido por jueces sin coraje que disfrutan de la cuarentena en casas del lujo.