Es asi que desde Colombia arribaron al corazón del litoral, Juan Esteban Espitia Martínez y Johana Vanessa Baranoa Romero, estudiantes de Kinesiología de la Universidad del Sinú. El mate humeante en la costanera correntina y el aroma a chipá recién salido del horno son solo algunas de las primeras postales que las sedujeron a los estudiantes extranjeros, que con sus mochilas cargadas de emociones, costumbres y aprendizajes compartieron sus experiencias en suelo correntino.

Juan Esteban llegó sorprendido por una cultura académica distinta, pero se entusiasmó rápido de las con las modalidades que se implementan en la Facultad de Medicina en Corrientes: “Me encantaron las prácticas, porque en Colombia no tenemos tantas”, comentó.

Cuesta adaptarse, pero es fundamental para crecer como persona y profesional. Tras tres meses de rotación, volverá a Colombia para terminar los últimos cinco meses de su cursada. Como consejo, el estudiante subrayó: “Cuesta adaptarse, pero es fundamental para crecer como persona y profesional”.

Por su parte, Johana, vino motivada por una profesora que le habló de Argentina. Fascinada con las prácticas hospitalarias y las clases fuera del aula, destacó: “Lo que más me gustó fue la costanera. Además, el mate, el chipá, los ñoquis y la milanesa ya son parte de mí”

De Bilbao a Corrientes

Un viaje al calor humano. Desde Bilbao, España, llegó Foruria Egia Elene, estudiante de Enfermería en la Universidad del País Vasco. El deseo de explorar nuevas culturas la impulsó a cruzar el Atlántico y sumarse durante un cuatrimestre a nuestra comunidad académica.

Elene cursó materias como Oncología, Enfermería Comunitaria II y Enfermería en Cuidados Críticos. Se sorprendió especialmente por el modo en que nos relacionamos, en cuanto a las costumbres correntinas, es así que contó: “Compartir el mate, charlar tanto… en España no es tan común”, dijo.

Más allá de las diferencias académicas, destacó el valor de las prácticas y el vínculo humano. Su mensaje es claro y directo a los estudiantes que estén dudando en realizar los intercambios académicos, expresó: “Que se animen. Al final, más allá de lo académico, es una experiencia de vida”, dijo.

Además de apuntes y horas de hospital, los tres visitantes se llevan algo que no figura en ningún plan de estudios: la calidez argentina, las costumbres correntinas. El mate se convirtió en un compañero inseparable, y el chipá en un sabor inolvidable. Sin dejar de lado el clima que de un día para otro pasa de frío al calor correntino.

Los intercambios estudiantiles en la Facultad de Medicina de la UNNE son mucho más que rotaciones académicas: son puentes que unen culturas, sueños y maneras de vivir. Juan Esteban, Johana y Elene llegaron buscando conocimientos y se van con una mochila llena de experiencias únicas vividas y compartidas en el taraguí.