¿El motivo? Según admiten sin sonrojarse, “tener voceros que defiendan la gestión en todos los ámbitos” es prioridad absoluta. Y Gallardo, que no pierde oportunidad de batirse a duelo verbal con panelistas anti-Milei, encaja como anillo al dedo.

El propio candidato a gobernador libertario, Lisandro Almirón, lo blanqueó sin vueltas: “Es una figura interesante. Viene militando las ideas de Milei y está entre las posibilidades”.

Pero lo más jugoso es el pasado compartido entre ambos: Gallardo fue alumna particular de Milei. Sí, antes de llegar a la presidencia, el líder libertario le daba clases de economía “todas las mañanas”, en sesiones privadas que hoy cobran un nuevo sentido político, e incluso, no falta quienes sospechen que podría haber algo más.

El gusto de Javier Milei por cierto tipo de mujeres es un secreto a voces, y Virgina prácticamente encaja con todas las características: rubia, mediática, de cierta madurez, y con algún nexo ideológico.

Por su parte, la vedette nunca ocultó su simpatía por el “Peluca”, sino más bien todo lo contrario. Sin ir más lejos, el día que Milei juró como presidente, Gallardo publicó en sus redes sociales: “La libertad es una filosofía de vida. Hoy es un día histórico… No todos los días se es ex alumna particular del Presidente de la Nación”, un mensaje que sugiere un nivel de intimidad intenso entre ambos.

Por otro lado, en las redes sociales, las malas lenguas afirman que Gallardo tiene cierta reputación como “novia pantalla”. Muchos le achacan haber actuado como pareja de Ricardo Fort para ocultar sus tendencias homosexuales. Las suspicacias son grandes dado que, en el sentido inverso, también son intensos los rumores que sostienen que las anteriores parejas de Milei fueron contratadas para cumplir ese rol.

¿Podrá el carisma televisivo y la popularidad de Gallardo arrasar en las urnas? ¿O será un escándalo más en la novela libertaria? ¿Habrá algo relacionado con la pasión y el romance o es solo un simple interés estratégico para las elecciones? Por ahora, el suspenso se mantiene: el cierre de listas es el 17 y en el cuartel violeta se frotan las manos.

Mientras tanto, las redes hierven con comentarios que van desde el apoyo incondicional hasta la burla más feroz. Una cosa es segura: si Gallardo desembarca en el Congreso, los debates parlamentarios nunca volverán a ser los mismos.