La artesana Julieta Michel entrelaza ilusiones en cada una de sus mandalas





La artesana Julieta Michel de 47 años es de Hurlingham, provincia de Buenos Aires, pero desde hace cinco años vive en la localidad correntina de Riachuelo. Llegó a la provincia de Corrientes en el inicio de la pandemia, en 2020, tras el traslado laboral de su marido hacia la tierra del taragui.
En la provincia, Julieta pudo desarrollar sus habilidades con el tejido artesanal y de a poco fue sumando otras técnicas, para la elaboración de velas. De esta manera, logró armar su propio emprendimiento de artesanías holísticas, que lleva el nombre de “Bella Hada”, tal como se llamaba su madre, contó la artesana en una charla distendida con la sección de Perfiles Urbanos de NOVA.
Desde hace cuatro años Julieta comenzó a exponer sus creaciones en diferentes ferias, primero fue en la localidad de Riachuelo con la feria de la familia, donde vive junto a su marido y dos hijos. Luego continuó en las ferias de la ciudad de la capital correntina, recorriendo barrios y plazas.
Actualmente se encuentra todas las semanas, los jueves y viernes, en la Plaza Cabral de la capital correntina. Allí exhibe sus novedosas creaciones hechas con sus propias manos, tejiendo y entrelazando ilusiones con cada mándalas y atrapa sueños que los realiza con dedicación y amor para complacer a sus clientes. Pero además Julieta creó su propio perfil emprendedor en Instagram donde expone de manera virtual todos sus trabajos.
Julieta Michel contó cómo fue que decidió inclinarse por las artesanías y relató: “Hace cinco años que estoy viviendo en Corrientes, no soy correntina, pero si me considero una artesana correntina, porque acá logré concretar lo que siempre me gustó hacer: mandalas. Antes las hacía para mi casa, así como otros arreglos artesanales. Pero ahora me dí cuenta que amo hacer esto y además me genera ingresos”.
“Cuando vivía en Buenos Aires no podía dedicarme a esto, por una cuestión de seguridad. En Corrientes es todo muy tranquilo y se puede trabajar con más libertad. Este emprendimiento me permite salir de mi casa y tomar contacto con la gente. Porque vivo en un lugar despoblado, en Riachuelo y esto es un impulso para crecer y mostrar lo que hago con mis propias manos”, contó la artesana.
Asimismo, recordó cómo decidió exponer a la venta todas sus mandalas y atrapa sueños que los tenía guardado en su casa, lugar que ya le quedaba chico para seguir guardándolas. “Al tener la pieza llena de atrapa sueños, se me dio la oportunidad de exponerlos en lo que es la Feria de la Familia de Riachuelo hace cuatro años, y comencé ahí, después ya salte a la feria de la ciudad en capital”, relató.
“Pasé a la del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia, así comencé a feriar en el Parque Mitre, en el Paseo Iberá. Pero ahora estoy con mi puesto fijo en la Plaza Cabral todos los jueves y viernes desde las 9 a las 22 horas”, manifestó Julieta y agrego que se trata de un emprendimiento personal, que los sustenta con recursos propios, no recibió ningún subsidio estatal. Pero destacó el apoyo incondicional de su marido, quien la acompaña en el traslado de sus artesanías, en sus tiempos libres.
Julieta dijo que llegaron a Corrientes en el mes de enero del año 2020, sin saber que dos meses después llegaría la pandemia de covid-19. “El encierro de la cuarentena por la pandemia me motivó a comenzar a tejer los atrapa sueños y las mandalas, mi marido es supervisor de ventas de una empresa y llegamos en busca de una casa a Corrientes, para poder radicarnos y así fue que empecé este emprendimiento que hoy me da grandes satisfacciones. Porque me gusta, es mi cable a tierra, es un trabajo y me dignifica, al hacer lo que me gusta no trabajo nunca. Esto empezó como un hobby y ahora está creciendo”.
Pero lo que destacó la artesana es que “me gusta que a la gente le encante las cosas que hago; que lo tengan en su casa me hace feliz, y que me digan que no han visto una artesanía como las que yo hago, me alegra. Hay personas que me dicen: Bendigo tus manos y eso me emociona, porque nunca hice cursos, lo que hago lo realizo con conocimiento natos, se los digo a todos mis clientes, y eso sorprende”, contó emocionada Julieta.
Sucede que desde que ella vivía en Buenos Aires –recordó- que siempre realizaba emprendimientos con el nombre de “Bella Hada” y nunca resultaron. Pero ahora en Corrientes, sí. Sus creaciones holísticas tienen un toque mágico, con la impronta que ella le da a cada uno de sus trabajos, y eso es lo que le permitió comenzar a expandirse en su emprendimiento personal.
Un trabajo que la hace feliz
Julieta contó que antes de dedicarse a las artesanías trabajó en casas de familias, en restaurantes, pero ahora encontró el trabajo que le hace feliz y puede expresar lo que sabe hacer en cada una de sus creaciones. “Hice cursos de velas en Corrientes, porque también hago velas a desojas, tejo mándalas atrapa sueños, hago porta sahumerios, colgantes para bebe. Ahora estoy incorporando otras cosas, como carpetitas tejidas al crochet para mesas. No se tejer, hago a ojo con las mismas ajugas, voy inventando. Todo a ojo, me sale”, comentó.
Por otra parte, contó que también “está trasplantando cactus, para armar plantas artesanales, también está realizando alfombritas tejidas y ahora como llega el invierno voy a volver con el tema de las velas, porque en el verano estuvo parado por el calor”. En cuanto a la temática de su emprendimiento dijo que se inspira “todo en creaciones holísticas, que es lo que ahora sale mucho, por ejemplo, armo creaciones con el ojo turco, los siete chacras, que son los que más se venden”, detallo Julieta.
Pero lo que nunca se imaginó es que en Corrientes podía llegar a concretar lo que siempre le gusto y que en Buenos Aires no tuvo la libertad de expresarse libremente, por el temor de salir a la calle a vender. “En Corrientes sentí que pude expresar libremente sin problemas lo que me gusta hacer y exponerlo en la vía pública sin el temor a que me roben algo. En Buenos Aires no se puede hacer esto. Por el tema de la inseguridad”, remarcó la artesana, quien fue abuela hace poco tiempo. “Mi nieta es correntina, qué más puedo pedir, ahora no vuelvo más a Buenos Aires”, expresó emocionada Julieta, que entrelaza ilusiones en cada mandala que teje en medio de la tranquilidad de su hogar, ubicado en la localidad de Riachuelo a pocos kilómetros de la capital correntina.