“Para mí el mosaiquismo es mucho más que arte, es despertar la creatividad del otro, las ganas de hacer, de reciclar la cerámica. Es el poder juntarnos más allá de nuestras divisiones, y hacer algo por amor al pueblo, y podamos compartir buenos momentos, es una gran terapia”, describió en diálogo con la sección Perfiles Urbanos de NOVA, María Helga Skogen, que hace 7 años se dedica al arte del mosaiquismo en la localidad de Itati junto a su familia.
Ella es oriunda de Santa Sylvina, provincia del Chaco, pero desde hace 12 años vive en el pueblo correntino de la virgen junto a su familia. Helga conto que desde que se jubiló comenzó junto a un grupo de la comunidad itateña, al que se van sumando personas de otros lugares, a mosaiquear en distintos espacios del pueblo donde la convocan para dejar su impronta artística, su imaginación y sentido común.
Tanto es así que, desde que llego a Itati se propuso crear el que hoy todos conocen como el sendero de la virgen, se trata de un recorrido que, con rocas pintadas, árboles y césped que Helga junto a su marido, se encargaron de poner en valor mientras construían su casa; incentivando al pueblo a crear un espacio verde con una atracción sin igual: una escalera de piedras cubierta de mosaicos que conduce al río Paraná.
“El sendero de la virgen terminó siendo un sitio histórico ahí fue que se encontró la imagen original de la virgen de Itati en madera, que se encuentra en la Basílica, esto los escribieron historiadores y sacerdotes, la imagen estaba en el Taba Cue, el pueblo original, y en tres ocasiones de la encontró sobre las piedras calizas, hace más de 400 años. Es la imagen que se encontró, la que estuvo tres veces bajo el agua, es de madera y soportó todas las inclemencias del tiempo y del agua”, relato la mujer.
Es por eso que en ese lugar se colocó hace tiempo una imagen de la virgen en cemento, que la hizo el artista itateño, Miguel Centín, el dono la imagen y el sendero que conduce a ese lugar a la orilla del rio Paraná está realizado con la técnica del mosaiquismo, de la mano de Helga y su familia.
Ya que se propuso crear uno de los lugares más hermosos para disfrutar el día y que está ubicado en la zona del barrio Mangaruguá, a pocos metros de La Calería, lugar donde ni más ni menos la Virgen se apareció en varias ocasiones y motivó allí la fundación del pueblo.
Sobre el sendero la virgen, Helga conto: "La hicimos en conjunto con los vecinos de la zona cuando vinimos. Fue un trabajo en comunidad, ellos traían piedras en canoas, por eso no es pareja. Con mi esposo decidimos ponerle hormigón para que se sostenga. En ese tiempo yo estaba con el mosaiquismo entonces me puse a trabajar y los chicos del barrio me decían qué animalitos había que hacer, por eso quedó la escalera como está, bien natural con la imagen que también promueve y concientiza el cuidado del medioambiente. Es una escalera muy difícil de subir y bajar, entonces la Municipalidad puso una baranda", relató Helga.
“En ese lugar, llegan muchos promeseros y turistas de distintos puntos del país y del mundo, ya que es un espacio de oración, de reflexión, y todos coinciden en que es un lugar de paz, y se declaró sitio histórico de la localidad. Soporto una creciente del rio, cuando se inundó el agua llego hacia arriba, y los vecinos solos fueron en una lancha y la sacaron con corta hierro y subieron por esa escalera mosaiquedada”, contó Helga.
Intervención comunitaria
No obstante, ello, en el pueblo de Itati en el marco del Programa de Intervención Urbana Comunitaria, la comunidad continúa mosaiqueando en distintos espacios públicos donde son convocados para la intervención de algún mural realizado en mosaicos, los que son realizados con retazos de cerámicos donados por la comunidad. Helga contó que “fueron convocados en el año 2022, después de los incendios que azotaron a la provincia, a realizar uno en el cuartes de Bomberos Voluntarios de Itati. Es un mural dividido que expresa el terror de los incendios y el renacer del incendio. Ahí se cumplió el objetivo del proyecto, después se hizo otro en un comedor del padre Cesar Corazza, un sacerdote querido en la comunidad”, detalló.
“Hay otro mural mosaiqueado que está cerca de la terminal de la localidad, que fue pedido por el Conin y representa a la desnutrición infantil. También fuimos convocados con mi familia para ir a realizar un mural en el aniversario de Santa Silvina, donde representamos la cosecha de algodón con retazos de mosaicos, fue muy hermoso. Usamos la técnica de método indirecto que se hace sobre mallas de fibra de vidrio y después se traslada con el pegamento definitivo. Es creatividad es fácil, el diseño es lo fundamental, la cerámica es lo más noble”.
“En Itati a los bancos de la costanera le hicimos diseños modernos con los mozaicos. Duran mucho los murales, por la técnica del monaquismo”, relato la mujer sobre el arte de mosaiquear que la lleva a trabajar en comunidad con el grupo de familiares y amigos de la localidad que se suman a este proyecto de mosaiquear para embellecer al pueblo de la virgen.
Por último, Helga confeso el pacto que tienen entre el grupo comunitario en este arte del mosaiquismo: “Todo es cuestión de imaginación y sentido común, esto es mucho más que arte. Lo que si tenemos en el grupo es que hacemos un pacto al comienzo de cada obra, siempre se le pasa la mano al mural una vez terminado, para ver que esté lisito, para que no lastime. Y ahí decimos que no sobresalgan las piezas y si sale mal hay un destornillador que saca esa pieza, y si hay alguien que haga mal se saca, pero es por prevención por seguridad. Porque está en la vía pública. Y otra cosa nunca colocamos los nombres de los que hacemos el mural, solo se coloca el año que se hizo, queda el imaginario popular”, cerró la mosaiquista itateña.